Exposition de photos : Mémoire de l’exil républicain espagnol

Exposition de photos au CDI

Mémoire de l’exil républicain espagnol dans la  ville rose 1936-1975

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Les élèves de Madame Moret de la Seconde OIB du Lycée Saint-Sernin ont visité les endroits d’intégration des réfugiés espagnols à Toulouse durant les années 1936-1975 pour  s’imprégner d’Histoire et vous faire visiter la Mémoire collective espagnole et française.

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Canto a mis seres queridos


“Tu risa” est un poème de “Les vers du capitaine” du poète chilien Pablo Neruda. Il fut récompensé par le Prix Nobel de Littérature en 1971, deux avant sa mort. En 1952 durant son exile sur l’île de Capri (Italie) Neruda escrivit ce poème dont la muse est sa troisième épouse, Matilde Urrutia.

Les élèves de Seconde d’Option Internationale au Baccalauréat du Lycée Saint-Sernin de Toulouse après avoir compris et parlé sur ce poème (voir « Ressources pédagogiques ») ont rédigé un poème en devoir maison ; la tâche était de s’inspirer de l’un de leurs êtres chers en mettant en valeur ce qu’ils aiment le plus chez elle/lui. Bref, faire comme Neruda !

Le but est de leur apprendre à écrire en espagnol mais aussi à réfléchir sur ce qui les entoure. Bonne lecture !

Marlene Moret

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Lo cotidiano poetizado

Tema poético: Lo cotidiano poetizado

Ne pas passer outre les éléments du quotidien qui sont matériaux de la poésie, voici la leçon que l’on peut tirer du poème de Neruda, « Hoy, que es el cumpleaños de mi hermana » et des poèmes des élèves de la Seconde OIB du Lycée Saint-Sernin de Toulouse.

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Teatro de García Lorca en el Lycée Saint-Sernin

Este lunes 30 de mayo, en el Lycée Saint Sernin de Toulouse (Francia) se representaron tres obras teatrales de Federico García Lorca: Yerma, Amor de Perlimplín con Belisa en su jardín y La casa de Bernarda Alba. La magia del arte de Lorca la transmitieron los jóvenes actores de las clases de Seconde OIB y de Première LELE (Literatura Extranjera en Literatura Extranjera, o sea el español).

¡Mil gracias estimados alumnos!

Si desea información sobre el evento, pinche el enlace del blog de español del Lycée Saint-Sernin: http://saint-sernin.entmip.fr/disciplines-2-cycle/espagnol/el-teatro-de-garcia-lorca-35503.htm

Marlene Moret

 

 

XXVe concours artistique et litteraire

La FACEEF (Fédération d’associations d’émigrés espagnols en France) a organisé, en collaboration avec l’Office d’Education de l’Ambassade d’Espagne, un concours artistique et littéraire adressé aux élèves inscrits dans le système éducatif espagnol en France et à ceux du système éducatif français suivant des cours d’ Espagnol. http://faceef.fr/xxveme-concours-artistique-et-litteraire/

« Frontières… pourquoi? Dans quel but? » était le thème choisi afin de faire réfléchir les jeunes candidats sur les enjeux politiques et économiques de notre temps.

Le premier prix a été remporté par Irene Campillo Pinazo, élève de la Seconde OIB du Lycée Saint-Sernin de Toulouse (France). ¡Bravo Irene!

Ci-dessous le travail artistique d’Irene Campillo Pinazo, lauréate du concours. Si vous souhaitez lire d’autres écrits de sa main, vous pouvez cliquer sur l’onglet « Travaux des élèves ».

Marlene Moret

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Especies marinas creadas por el hombre

 

Respecter la nature et veiller à ce que la mer soit propre est aussi important que les réunions de la COP21 pour parvenir à un accord universel afin de ralentir le réchauffement climatique. Cette réflexion permet à l’élève de se former en tant que citoyen puisqu’il fera désormais attention à ses déchets.

Redacción. Especies marinas creadas por el hombre

Encuentra otra especie creada por el hombre y que luego se la encuentra en  el mar. Di su origen y su efecto en la flora y fauna marina.

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LAS REDES FANTASMAS

En la COP21, Segolene Royal, la ministra de Medio Ambiente, reconoció que “el tema de los océanos es frecuentemente olvidado”. Así, en París, los políticos, altos funcionarios y expertos llamaron a proteger más a los océanos y a las fuentes de agua dulce. En efecto, es un tema principal en la estrategia de lucha contra el cambio climático. Es un gran problema que hay que resolver y uno de los puntos más importantes es la amenaza que causan las especies creadas por el hombre y  que luego son abandonadas en el mar sobre el ecosistema marino.

Las redes fantasmas son redes de pesca perdidas o abandonadas por los pescadores. Flotan a la deriva en el mar enredando peces, tortugas marinas, delfines, cangrejos… Estas redes de pesca están ancladas al fondo del mar y a boyas de flotación. Cuando los pescadores dejan la red, continúa atrapando animales hasta que el peso de los peces capturados hunda las boyas de flotación. Entonces, la red se hunde pero en el fondo, los crustáceos se comen a los peces y  la flotación tira de nuevo la red hacia arriba porque hay menos peso: el ciclo vuelve a comenzar. Además, los sintéticos usados para las redes son de alta calidad y pueden seguir capturando peces durante años si no se encuentran. Incluso pueden ser mortales para las aves y mamíferos marinos.

La acción devastadora del hombre sobre el medio ambiente, tiene consecuencias mucho más graves de lo imaginable. La acción humana pone en peligro los ecosistemas marinos, un mundo rico y diverso. Según los especialistas, se prevé que hacia el año 2050, se  produzca un cambio radical de ecosistemas marinos a nivel global. De nosotros depende evitar la catástrofe.

 

Vincent BALOUP

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El mar está amenazado por diferentes especies peligrosas que provienen de la actividad humana. Esta suciedad daña mucho a la flora y fauna así que resulta muy importante reaccionar.

Una de estas especies humanas son los productos químicos en particular los pesticidas. Numerosas partículas de pesticidas, utilizadas sobre todo en la agricultura, son llevadas por los vientos, la lluvia (aguas subterráneas) y los ríos, hasta los océanos y los medios marinos. Estos productos químicos provienen generalmente de la actividad agrícola y provocan modificaciones del metabolismo de las especies marítimas.

En efecto, los peces viven en una agua contaminada por los pesticidas y los ingieren. Además de la contaminación de los peces, conllevan indirectamente efectos en los humanos que comen pescados. Estos productos a largo plazo, también modifican los equilibrios naturales y pueden destruir la flora marítima (algas, Arrecife de Coral..) incluso los ecosistemas.

Hoy en nuestra sociedad hay un verdadero debate entre los ecologistas y los agricultores partidarios de la utilización de los productos químicos para sus producciones con la necesidad de producir más, vender más, ganar más… Los ecologistas proclaman que los agricultores tienen que concienciar que a largo plazo, la utilización de pesticidas provocará la extinción de numerosas especies tanto marítimas como terrestre, así que intentan sensibilizar a la población y a los agricultores, con campañas de concienciación. Además, tenemos que saber que estos pesticidas se encuentran en nuestra cadena alimenticia cuando comemos los productos del mar así como los productos agrícolas (como por ejemplo las legumbres y el trigo) y la fauna marítima (peces, mariscos…)

Los pesticidas son un verdadero problema que parece difícil superarlo pero tenemos que preguntarnos sobre la importancia de nuestra situación económica en detrimento del estado de nuestro mundo que nos regaló la vida.

 Sarah BARBIER

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He decidido abarcar el fenómeno de las latas de aluminio. Es un material con características interesantes para la conservación de bebidas y alimentos. Además, el hombre ha sabido crear un material totalmente reciclable infinitamente. El problema es que se usan cada vez más, pero por negligencia, el hombre no las deposita en sus debidos contenedores para reciclarlas. Si se apilaran las latas no recicladas, se alcanzaría la distancia entre la tierra y la luna. En Francia, sólo se recicla el 57% de las latas y es una pena porque se usan 4.310 millones de ellas y su consumo crece un 3.3% en un mercado ya maduro. Reciclar las latas es muy rentable porque se obra para evitar el agotamiento de los recursos naturales (materias primas y agua), se reduce la huella de carbono y se ahorra energía. Por ejemplo, reciclar una tonelada de latas equivale a ahorrar el consumo de energía de una familia de tres personas durante un año. El valor de una lata reciclada llega a ser de 6 a 20 veces superior que el de cualquier otro embalaje. Su reciclaje produce más beneficio de lo que cuesta su producción. Pero, solo se recicla un 57% de las latas que en la naturaleza tardan entre cien y quinientos años en desaparecer.

Sin embargo, existen soluciones pero eso es lo más desalentador. Hay que obligar a la gente por distintos medios a reciclar. Para incentivarla a reciclar, en Pekín, se han instalado unas máquinas que permiten comprar el abono de metro pagando con botellas de plástico. Supongo que lo mismo sería posible con latas. Una empresa francesa ha inventado un recolector de latas que puede compactarlas más, lo que supone menos recogidas. Creo que el hombre es capaz de grandes inventos, pero lo más importante es ser consciente del esfuerzo colectivo necesario para conservar nuestro frágil planeta. Nosotros somos los responsables de nuestros comportamientos, no vale echarles la culpa a los demás. Empecemos por actuar por el bien de todos y cada uno en nuestra vida cotidiana y a nuestra medida.

Fuente: http://www.consoglobe.com/canette-100-recyclable-pourtant-2630-cg

Víctor BLANCO

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Los hombres han creado cementerios nucleares en los fondos oceánicos para los bidones que contienen residuos radioactivos.

Los efectos que producen estos residuos tienen un impacto importante tanto en la salud de los hombres como en la de los animales. Las células de los dos indiferentes son modificadas y pueden provocar la muerte de la víctima humana y/o animal. Hay muchos peces en la región Noruega/Rusia que se han transformado debido a la actividad nuclear que ocurre en el mar y los océanos. El número de cromosomas cambia o sea que en la persona que padezca actividad nuclear es posible ver deformaciones físicas y mentales.

Los residuos radiactivos provienen de antiguas catástrofes nucleares y de los humanos en general.

CAMERON Zöé

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Otra especie creada por el hombre: las “Redes Fantasmas”

Las llamadas “Redes fantasmas” son una “especie creada por el hombre”, que luego se encuentra en el mar. Estas redes son un peligro para el océano y su fauna: representan el 10% de todos los residuos marinos. En efecto, son redes de pesca que provienen de barcos pesqueros, que son abandonadas por los pescadores cuando ya no las usan o que están demasiado rotas. A veces también se pierden por accidente, o se caen del barco durante una tormenta. El abandono de estas redes en el mar no hace más que empeorar la situación crítica de los océanos, debida al aumento incesante de operaciones de pesca. Además, las redes fantasmas suelen estar fabricadas con materiales sintéticos, que tardan decenas de años en degradarse.

El impacto contra los animales marinos es inmenso: estas redes se convierten en verdaderas trampas mortales para peces, tortugas, delfines… En efecto, se calcula que las 640.000 toneladas de redes fantasmas en el mar son la causa de la muerte de muchos animales marinos o incluso aves y mamíferos. Estos animales se enredan en las redes, casi invisibles a la luz del día y restringen sus movimientos, causándoles laceraciones, infecciones, hambre y a veces sofocación.

Las redes marinas también afectan y alteran el suelo marino.

Este no es más que un impacto más a la fauna marina, consecuencia de las actividades de las flotas pesqueras. Sin embargo, se intenta reducir el impacto de las redes fantasmas, con materiales biodegradables que se degradarían rápido en caso de que la red se perdiera en el mar, aunque pocos países han adoptado esta medida.

He encontrado estas informaciones en:

https://en.wikipedia.org/wiki/World_Animal_Protection

Irene CAMPILLO PINAZO

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    Cada día, se tiran al mar miles de desechos de todo tipo (botellas, papeles, bolsas de plástico, residuos industriales) y eso tiene consecuencias catastróficas sobre la fauna y la flora marina.

Para citar un ejemplo, se puede evocar una de las especies más peligrosas: el poliestireno. Este tipo de plástico, que se utiliza muy frecuentemente para todo tipo de objeto (envase de yogur, cuchilla de afeitar, caja de CD, por ejemplo) y para hacer embalajes resistentes o isotérmicos, presenta muchas ventajas para la industria pero numerosas desventajas a partir del momento en que se tira al mar. En efecto, puede tardar muchísimo tiempo para desaparecer, hasta un milenario según los especialistas. Afortunadamente, en la mayoría de los casos, se descompone mucho más rápido.

Este desecho, que proviene pues de varias fábricas o simplemente de nuestras basuras, tiene gravísimos efectos y consecuencias en el medio ambiente. En efecto, como flota, los animales marinos confunden las bolitas de poliestireno con huevas y se las tragan. El plástico les impide digerir correctamente y puede acarrear su muerte: en consecuencia, al tragarse el poliestireno, los animales tienen la sensación de que ya no tienen hambre y acaban muriéndose. Así pues, el poliestireno entra en la cadena alimenticia y tiene efectos sobre todos sus miembros.

Además, cuando se degrada, el poliestireno produce o despide una sustancia tóxica llamada estireno, el cual es un derivado del petróleo, que provoca, entre otras consecuencias, problemas hormonales o disfunciones del sistema inmune de las especies marinas concernidas.

Por lo tanto, es urgente que los industriales y los poderes políticos, a la hora de proteger el medioambiente, tomen medidas para limitar lo más posible, la producción industrial de este material. Algunos investigadores realizan proyectos alternativos, un bioplástico derivado de productos vegetales, capaz de sustituir al poliestireno. Hay que esperar que este tipo de iniciativa prospere pronto.

Madeleine CAZALBOU

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Esta campaña está promovida por la Agencia Catalana del agua y el Departamento del Medio Ambiente y de la Vivienda de la Generalitat de Catalunya. Promueven esta campaña con el objetivo de evitar la contaminación del mar, y entonces evitar la muerte de miles de especies animales. Este cartel es un medio de información para concienciar a la gente para que no tire tanta cantidad de basura que está contaminando las aguas del Mediterráneo, así como al resto de los mares y ríos del mundo. Entre los objetos representados encontramos bolsas de plástico y papeles, botellas rotas, latas de aluminio, colillas de cigarrillos, pilas, cajas de cartón, tapas de botellas e incluso compresas y preservativos, además de otros típicos residuos que llegan al mar tras ser arrojados en los inodoros y también a través de los desagües pluviales de las calles de las grandes ciudades. Por ejemplo, en el mar Atlántico, hay un « continente » de plástico, es una acumulación de residuos de plástico que mata a miles de peces o tortugas que comen esos residuos y mueren de asfixia.

Para sensibilizar a la gente, todos esos residuos se parecen a peces, mariscos : la estrella de mar, el bogavante, la medusa, la venera, el atún. Por eso, a esos residuos se les llama las especies más peligrosas, de manera irónica.

En la parte inferior del anuncio, hay un texto informativo que explica que ocho millones de toneladas de residuos llegan al mar cada día. Es una cifra tremenda que puede hacer reaccionar a la gente. El objetivo es sensibilizarnos e implicarnos ya que nuestras acciones de cada día pueden tener consecuencias sobre el futuro de nuestro medio ambiente.

Se dirige directamente a nosotros tuteándonos para que nos sintamos más implicados : « Tú puedes evitarlo ».

A mí me parece que este cartel es eficaz porque es original y pone de relieve la amenaza de tanta contaminación sobre las especies animales del mar, y entonces sobre el porvenir del planeta.

Otra especie fenomenal y gigantesca creada por el hombre y su sabiduría son la enorme cantidad de fármacos vertidos al mar. Los analgésicos, antiinflamatorios, anticonceptivos, antibióticos y productos diversos que llenan a nuestros botiquines acaban, en última instancia, en aguas de los ríos y entonces en nuestros mares. Esas sustancias farmacológicas están en las aguas residuales que llegan a las plantas depuradoras para ser tratadas, pero los tratamientos no son bastante eficaces para eliminar estos residuos. Así que, después se encuentran en los ríos, lagos y mares, contaminando el medio ambiente marino, con toda su fauna (peces, mariscos…) y su flora (algas, corales…).

Se calcula, como promedio, que en el agua residual se hallan más de 20 fármacos de distinta composición, según el país y el consumo. Esto provoca anomalías en los peces. Por ejemplo, unos científicos descubrieron casos de peces hermafroditas, provocado por la ingestión de residuos farmacológicos.

Para concluir, los fármacos han sido creados por el hombre para su bienestar pero contaminan los ríos, los lagos, los mares y entonces su flora y fauna, lo cual perjudica al hombre porque come estos peces.

Philippe CONESA

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El chicle es una de las especies más peligrosas del mundo. Está hecho de goma y necesita 5 años para deteriorarse. El problema con los chicles es que la gente los tira al suelo. Por ejemplo, Inglaterra gasta 200 millones de euros para limpiar los suelos de la ciudades que están cubiertos de chicles. Además, si algunos de esos chicles se encuentran en el mar, pueden matar a animales submarinos que intentan comerlos. Pueden matar también a algunos perros, gatos u otras mascotas que pueden encontrarlos en una calle o en la casa donde viven. Entonces, para combatir este flagelo, podemos reducir nuestro consumo de chicles y si no podemos hacerlo, tenemos que tirarlos a la basura.

Marie DESTARAC

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Entre las numerosas especies peligrosas creadas por el hombre que saquean las aguas del planeta existen los residuos de plástico o los líquidos industriales, incluso nucleares, entre otros. Sin embargo, a menudo la gente se salta otra categoría: la contaminación por fármacos.

En efecto, se trata de una contaminación de todo el medio ambiente (y no solamente de los ríos y mares) casi imperceptible. Estos residuos provienen de empresas farmacéuticas y laboratorios químicos. Los más comunes consisten en drogas y diuréticos, que una vez usados o caducos son almacenados durante una decena de años. En otros casos, las fábricas los vierten donde pueden, incluso por los retretes… Hace poco, descubrieron enterrados en un vertedero cerca de A Coruña toneladas de residuos sanitarios. Múltiples ejemplos circulan por las redes sociales (pero tengamos cuidado con las fuentes: estos escándalos favorecidos en asuntos de competencia a veces resultan ser erróneos o falsos), pues los orígenes de tal contaminación parecen cada vez más amplios. Normalmente, normas muy estrictas privilegian la incineración, pero todavía no está asegurado el riesgo cero por los gases emitidos.

De hecho, la diversidad de productos potencialmente tóxicos vuelve la cantidad de efectos sobre los suelos y aguas enorme, aunque desconocidos para la mayoría: como los desechos radiactivos. Se rumorea que provocan mutaciones con el paso del tiempo sobre la fauna y flora dañadas. Por otro lado, los científicos afirman que aumentaría la toxicidad de algunas algas. Además, si la biota se ve perjudicada, el ser humano no parece tampoco inmune: estudios muy serios establecen un vínculo entre la posible presencia de anticonceptivos en el agua potable y la dificultad que encuentran algunas mujeres para quedarse embarazadas. Esto explicaría también nuevas complicaciones del feto, alergias repentinas e incluso asma, poniendo en duda la fiabilidad de las estructuras tratando las aguas residuales.

Resumiendo, la contaminación farmacológica todavía sigue siendo desconocida. Pues este desconocimiento de cómo desecharlos provoca esta contaminación. Sus consecuencias sobre la fauna y flora de nuestro planeta varían según los productos. El hombre sería el más perjudicado, una realidad muy paradójica: ¿lo que nos curaría nos debilitaría al mismo tiempo?

Paloma DIAZ

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Una especie peligrosa creada por el hombre

Desde hace varios años, el mar está cada día más contaminado por los tubos de escape de los numerosos coches. La paradoja es que el coche, ahora, es un medio de transporte indispensable para vivir en nuestra sociedad: por ejemplo para viajar, ir a trabajar, etc..

Sin embargo, el CO2, que despiden los coches en las ciudades costera o que se mezcla con los nubes de contaminación, afecta por todos los medios al mar, amenazando a la flora y fauna que se encuentra en las profundidades marinas. Además, los coches consumen en enorme cantidad un recurso no renovable que sirve para fabricar el carburante: el petróleo, que desaparece poco a poco. Cuando llega al mar, intoxica y destruye el hábitat de las especies viviendo allí.

El gasóleo y el aceite del motor pueden provenir de las embarcaciones de comercio que surcan mar y que vacían sus depósitos entre las olas.

Por otro lado, el petróleo provoca chapapote. Esta sustancia de desechos afecta a los animales, sobre todo a los pájaros como las gaviotas que se encuentran totalmente cubiertas de este pegote negro.

Así, para hacer frente a esta amenaza para el Mediterráneo, las autoridades introducen nuevas especies de flora y fauna como la almeja japonesa o la ostra. Este gesto debería limitar la extinción de varias especies.

Para concluir, las campañas de concienciación alientan a la gente a cuidar de la flora y fauna de los mares y océanos para que ellas puedan desarrollarse. Es el mensaje que con mucha fuerza quiere transmitir la Agencia catalana del agua y la Generalitat de Cataluña.

Camille FONT

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Los pesticidas químicos, que provienen de actividades agrícolas y que la lluvia y la nieve han podido transportar, tienen como consecuencias el crecimiento de algas verdes, y la degradación de la calidad del agua. Así, los que no se desechan correctamente pueden moverse a través del suelo y alcanzar suministros de agua potable. Los pesticidas dañan a la flora y fauna marina, intoxicando y envenenando a los animales marinos, por ejemplo. Los pesticidas dañan también a los insectos y animales terrestres, como por ejemplo las abejas.

        Emma-Louise HURTIN

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LAS REDES DE PESCA

  1. En general

El océano mundial cubre unos 72% de la superficie de la Tierra. En él, podemos encontrar ecosistemas considerables con un nombre de especies mucho más importante que en tierra firme. Pero estas especies están en peligro por causa de las actividades humanas.

Durante la pesca, los peces que no tienen el bueno tamaño o que no son de la buena especie son rechazados. Una cuarta parte de las presas no son las que los pescadores quieren y la mayoría del tiempo, estas presas ya están muertas. Cada año, unos 27 millones de toneladas de peces son rechazadas de esta manera, tiradas al mar.

Además, las redes de pesca lo agarran todo cuando pasan. Así « rascan » los fondos marinos y todas las formas de vida son destruidas o capturadas, desde los peces hasta los corales centenarios. Eso no es normal. La barbaridad de los hombres me desanima.

Por ejemplo, pocas veces los delfines son cazados, pero a menudo son víctimas de las redes de pesca. Frecuentemente, se ahogan antes de que los pescadores vayan a quitar las redes.

  1. Las redes de deriva

Las redes de deriva figuran entre los métodos más sencillos y antiguos de pesca. Atrapan a los peces en las mallas de las redes. La red actúa pasivamente. Los peces son capturados cuando intentan atravesar la red y quedan atrapados por sus mallas. Las redes de deriva se pueden fijar a un extremo de la embarcación pesquera o pueden dejarse libremente a la deriva y recuperarse más tarde.

Esta manera de pescar encuentra diferentes problemas. Las redes de deriva capturan unas especies que los pescadores no quieren. Además, algunas veces estas redes son olvidadas o perdidas. Entonces, otros peces se arrinconan y mueren. Esto es dramático.

También, a veces las redes estropeadas o viejas son echadas al mar y en ellas mueren otros peces.

Cada vida debe ser respetada. La vida de un pez cuenta tanto como la de un gato, de un ratón, de un pollo, de una vaca o de un humano. ¿Cuál es la diferencia entre matar a un pescado y matar a un humano?

Elsa INGRAND

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Especie creada por el hombre y que se encuentra en el mar:

El hombre no respeta su planeta, crea productos no biodegradables y los tiran al mar provocando graves efectos en la fauna y la flora marina, así por ejemplo los líquidos tóxicos.  Cuando alguien tira ese tipo de productos al agua no se da cuenta de las consecuencias, los residuos se ponen en la flora que comen los pescados y así se intoxican y mueren, quizás sean gravemente modificados. También estos líquidos matan a la flora que no suele vivir en otra cosa sino en que agua, ese cambio radical la mata.

Los líquidos tóxicos se encuentran por todas partes, el petróleo, los lavavajillas, los que sirven para las tareas domésticas, etc. No hay nada natural en esos productos y eso es lo que daña al mar y su flora y fauna, modifican completamente el ecosistema.

Los líquidos no son lo único que se encuentra en el mar, sino que son los más peligrosos tanto para la fauna y la flora como para el ser humano, porque nos bañamos en el agua y comemos los pescados.

Las cosas tienen que cambiar, el ser humano tiene que darse cuenta de lo que hace. Tenemos que cuidar a nuestro planeta para salvarlo y si cada humano lo hace quizás el planeta esté mejor.

Marie MIROBOLANT

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Algo muy peligroso para la flora y fauna marítimas, son las redes. Los extremos de estas redes están ancladas en el fondo del mar y los corchos atados en la superficie. Así, forman una pared vertical bajo el mar que puede ser muy larga. Si están abandonados, pueden seguir “pescando” durante meses. Se llama, la pesca fantasma. Aunque son abandonados de manera accidental, es algo muy cruel para los animales marítimos. Así, millones de peces, grandes mamíferos y otras especies mueren cada día de agotamiento después de que vuelven a subir para respirar en la superficie del agua. Además de matar a los peces, estas redes, pueden dañar a los corales, arañando el fondo de los océanos.

Marthe RECHSTEINER

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La Tierra está muy contaminada, sobre todo el mar. Los hombres crean productos que tiran a la naturaleza cuando ya no lo necesitan, sin reflexionar en los peligros que causan a la flora y fauna marinas y en general, al ambiente.

Así vemos que por ejemplo, muchos pescadores tiran sus redes de pesca al mar, a las playas o a los puertos solo porque son viejas, o porque están rotas o porque tienen otras nuevas.

Al principio son utilizadas para pescar; cada día, los pescadores suelen ponerlas de nuevo en las barcas. Pero ciertos pescadores suelen dejarlas tiradas en el mar, para ellos es un acto sin ninguna importancias y sin consecuencias. No saben o no quieren saber que matan y destruyen a la flora y fauna marinas.

Un solo pequeño trozo presente en el mar basta para destruirlo todo: los peces lo comen, porque se parece a las plantas que comen; esta ingestión es fatal para ellos.

Además, pueden tropezar con ellas, bloquearse y sufrir mucho, durante horas y horas para finalmente herirse de gravedad o morir.

También, deterioran mucho a la flora marina. Las redes de pesca toman seiscientos aõs para degradarse y cada día pescadores del mundo las tiran al mar. Esto va contaminando el mar y su vegetación.

La contaminación de toda la flora marina  también tiene un papel en la extinción progresiva de los animales; el nivel de vegetación baja y entonces no tienen demasiada comida para sobrevivir entre todas esas nuevas especies peligrosas y devastadoras.

Entonces se puede concluir que debemos reflexionar antes de tirar objetos al mar y a la naturaleza, porque todos nuestros actos tienen consecuencias en la vida de los seres vivos: en todos, incluso en nosotros, porque si la contaminación continúa, en el futuro, nuestra vida va a cambiar totalmente, y no para bien.

Marguerite PIGNARD

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Uno de los mayores peligros para las especies del mar son las bolsas de plástico. Los animales como las tortugas se comen a las medusas, ahora bien una bolsa de plástico metida en el agua se parece mucho a una medusa. El peligro para las tortugas que se comen bolsas de plástico confundiéndolas con medusas es el ahogo, que ironía ya que ellas viven en el agua.

Evitar esto es muy sencillo, simple y llanamente evitando tirar bolsas de plástico y recogiendo las que están a orillas del mar o en el mar.

David SALGADO

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Ahora existen muchos problemas sobre la contaminación y la destrucción del mar. Entre ellos quiero hablar de la pesca intensiva.
Desde siempre comer pescado fue una costumbre alimenticia y una necesidad para los hombres. Pero desde hace algunos años que este consumo aumenta constantemente, provocando una pesca destructora.
En efecto, para paliar la falta de peces que están desapareciendo poco a poco, los pescadores intensivos los buscan con radar en el fondo del mar. Este sistema permite encontrar los bancos de peces, y así tomar una cantidad enorme de una sola una vez. Pero vacía los océanos, sin respetar los ciclos de reproducción, ni las especias protegidas. Al mismo tiempo, muchos animales marinos, como tortugas por ejemplo, se mueren por nada.
Yo soy vegetariana desde hace más de un año, y aunque aunque no le pido a todo el mundo que haga lo mismo que yo, les incito a consumir pescado y carne con mucho respeto y agradecimiento para estos animales.

Louana SOIDET

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El agua es un bien muy preciado, todos los seres vivos lo necesitan para vivir, pasando por todas las especies desde el ser más pequeño hasta el más grande, pero todos sabemos que cada día  este bien está siendo contaminado ya sea por papel de aluminio tirado en playas que provoca un efecto de recubrimiento en los animales y les impide alimentarse o por preservativos que son ingeridos por los peces y les crean problemas digestivos. Entonces podemos plantearnos la siguiente pregunta, ¿cómo y por qué el mar está siendo contaminado?

Para responder a esta pregunta podemos tomar el ejemplo de los buques que trasladan material en alta mar, estos barcos pueden transportar varias cosas como por ejemplo,  petróleo para hacer carburante en otros países, residuos radioactivos que se producen en el funcionamiento de las centrales nucleares como los restos de uranio, que una vez en alta mar son arrojados sin ningún remordimiento ya que como están almacenados en barriles sellados se cree que son imposibles de abrir  y por último el aceite de motor.

Todos estos residuos cuando caen al mar pueden durar años flotando, romperse, en el caso de los residuos radioactivos, o pueden mezclarse con el agua donde nadan peces, tiburones, ballenas, etc.. Que a causa de estas sustancias pueden mutar , tener problemas digestivos, o simplemente morir. Pero no sólo los animales salen perjudicados sino que también la flora es destruida y se vuelve más pobre, lo que provoca que algunas plantas marinas están en peligro de extinción como los manglares o la caléndula marítima.

No sólo encontramos residuos de este tipo ya que en los barcos de carga, los que transportan mercancía a nivel mundial, cuando hay tormentas algunos de los contenedores de transportes caen al mar. En estos contenedores hay  comida, zapatos, ropa, ordenadores, latas  y una infinita variedad de cosas que ni nos imaginamos, lo que provoca que a veces en las costas aparezcan productos de ese tipo como por ejemplo  los patos de goma que cayeron de un barco en 1992 y que navegaron por el Pacífico durante años.

Hay que tener en cuenta que estos residuos están compuestos por productos artificiales como el plástico, los cueros,  diferentes telas, etc. que quedan flotando en el mar y que son confundidos por los animales como comida u otros animales lo que provoca que se los coman y entonces los animales puedan ser intoxicados, puedan sufrir infecciones, causarles problemas de digestión, etc..

Los peces que logran sobrevivir cuando ingieren productos fabricados por el hombre,después son pescados, y puede que sean comidos por los mismos seres humanos que contaminan las aguas. Es un círculo que afecta también a los humanos ya que pueden encontrarse en su comida anillas de plástico, partes de lata, trozos de bolsas, elementos cortopunzantes, etc., lo cual puede intoxicarlos y a veces matarlos.

Se puede concluir que si uno no quiere dejar de contaminar para ayudar a la fauna marina pues lo tendría que hacer por uno mismo ya que es una situación que nos afecta a todos.

  1.  http://www.20minutos.es/noticia/2060048/0/peces-mutantes/agua-contaminada/puerto-estados-unidos/
  2. http://cultura.elpais.com/cultura/2011/03/01/actualidad/1298934008_850215.html
  3. https://www.youtube.com/watch?v=mbEqvshnZR8

Laura TORRES CÁRDENAS

FIN

Continuación del cuento LA SOGA, de Silvina Ocampo

L’écrivaine argentine Silvina Ocampo fut l’une des premières femmes écrivaines latino-américaines  à utiliser la figure de l’enfant comme personnage principal.

Le conte LA SOGA, « la corde » en français, a deux versions, l’une publiée en 1971 et l’autre en 1977. Veuillez vous référer à la rubrique « Ressources pédagogiques » pour lire le conte et la démarche pédagogique. Le personnage principal de ce conte, un enfant appelé Antonio o Antoñito, est peu à peu remplacé par un autre personnage issu de son imagination : la corde qui devient un serpent.

L’histoire se finit mal. Antoñito meurt piqué par le serpent. Le talent de Silvina Ocampo parvient à nous faire croire que la corde est bien un serpent… On voudrait sauver Antoñito. C’est la raison pour laquelle les élèves ont eu comme consigne de changer le cours de l’histoire, de faire en sorte qu’il ne meure pas. Le défi était grand car il fallait rebrousser chemin pour tisser des éléments nouveaux afin de pouvoir fermer l’oeuvre ouverte de Silvina Ocampo.

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Y así pasaron los años, poco a poco a Toñito le fue pasando el fervor que sentía de pequeño, con solo pensar en jugar con su soga Prímula. A pesar de todo, solía salir de paseo al parque con la cuerda, y como si fuera un perro le tiraba objetos que Prímula le devolvía con devoción. Pero la cuerda-serpiente sentía que con los años, el niño se iba transformando y no disfrutaba tanto como antes de sus juegos cómplices.

Se sentía triste y un poco abandonada aunque hacía tiempo que sabía que cuando Toñito creciera, perdería el interés que sentía por ella: sabía que le gustaba mucho jugar al fútbol con sus compañeros de clase y también que le empezaba a gustar una muchachita llamada Salomé. Prímula sentía que el lazo que había entre ellos estaba desapareciendo. Sin embargo, una vez por semana, seguían yendo de paseo; Prímula sentía que Toñito cumplia con su deber. Lo suyo era una vieja amistad que uno no sabe cómo va a terminar, casi como un viejo juguete que no te atreves a tirar.

Una tarde, salieron a pasear y Toñito tiró el palo un poco más lejos que de costumbre. Prímula salió disparada a buscar el palo. Toñito la esperaba como resignado, como si le pesara esta amistad. Esperaba y esperaba pero su vieja amiga y cómplice no volvía. Al cabo de un rato, decidió ir a buscarla porque empezaba a preocuparse. Buscó y rebuscó por la maleza y los arbustos, pero la soga no aparecía. Sus esfuerzos fueron vanos. Prímula desapareció aquel día y nunca regresó. Toñito se sintió solo una temporada: aunque se habían alejado y no comprendía por qué su amiga más fiel no le había dado ninguna explicación. Sentía culpa y amargura pero pronto se olvidó de su juguete gracias a la presencia de sus compañeros.

Prímula, en realidad se había encontrado con sus congéneres al ir a buscar el palo que Toñito le había tirado entre las malezas y los arbustos. Primero se sorprendió al ver tantas como ella, era la primera vez que veía a tantas serpientes reunidas. Sintió que tenía que quedarse con esta familia porque sabía que la relación entre Toñito y ella, se había extinguido hacía ya mucho tiempo. Decidió emprender una nueva vida lejos de los humanos.

Víctor BLANCO

***

« Una tarde de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo que todo el mundo lo miraba comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito, cuando lanzaba la soga. Aquella vez la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre y Toñito no retrocedió ».

Un zumbido de alas engulló al niño. Apareció de nuevo dentro de una centena de plumas azules, que volaban ante la luna llena. Y de la nube mágica salieron dos alas azuladas que luchaban contra el viento. Un grito agudo resonó en la tarde fría. La nieve caía y el pájaro azul voló entre los copos blancos. La soga se había transformado en el pájaro más bonito que nunca nadie había visto. Yo lo vi, al Toñito a quien le gustaban los juegos peligrosos, volando en el lomo de la nueva Prímula. El enorme pájaro desapareció.

Toñito no se lo podía creer. Prímula, su soga peligrosa, su serpiente adorada, su amiga fea era la criatura más bonita del mundo. Pero lo que tampoco sabía era que lo llevaba hacia otro mundo, aún más bonito. La bella Prímula se dirigió hacia el sol disfrazado de luna. Esta última se abrió, y los dos amigos entraron en un mundo tan melancólico como fantástico.

Allí, desde el cielo, Toñito veía a la gente que iba en la joroba de camellos. Cada persona en la cual se detenía llevaba todas los colores que el niño había visto desde su nacimiento. Llevaban pañuelos y vestidos. Olían a especias. Hablaban una lengua suave y cariñosa. A medida que descubría el sitio, Toñito se dio cuenta de que Prímula lo había llevado al mundo de las mil y una noches.

Al principio, Toñito se quedó maravillado por ese país fantástico, de mil colores. Pero cuando se acercó y vio los rostros fríos y pálidos de esa gente, que parecía más muerta que viva , su corazón se llenó de tristeza. Prímula lo dejó delante de un palacio inmenso, que parecía tocar las nubes con sus altas torres, y, seguido por el majestuoso pájaro, se adentró en el edificio, cuyos muros dorados se habían vuelto grises y sucios con el tiempo, como si nadie se hubiera encargado de ellos. Atravesaron salones lujosos, dormitorios de ensueño, grandes pasillos repletos de diamantes y espejos, pero esas cosas, que en otro tiempo habían sido magníficas, estaban desgastadas y todo parecía inspirarle más tristeza a Toñito. Los diamantes y los espejos no brillaban, grises de polvo, las telarañas abundaban en las butacas lujosas, era como si faltara algo en ese mundo de ensueño. Por último, los compañeros llegaron a una sala en la que una anciana esperaba, sentada en un trono roto y desconchado. La mujer le dijo suavemente al niño:

« Llevo años esperándote, tantos que ya he perdido la cuenta. Todos estábamos esperándote. Como has podido ver, este país está muriéndose. Nos morimos todos. Verás, este mundo y el tuyo están muy unidos: en otros tiempos, uno no podía vivir sin el otro. Tu mundo creía en el mío, y así es como existíamos, y a cambio, nosotros os dábamos esperanza, cuentos e historias en los que creer. Pero eran otros tiempos, en los que yo era una joven princesa y este sitio un palacio tan dorado y brillante que, cuando llegaban a la ciudad, los viajeros creían que el sol había bajado hasta el suelo. Pero los de vuestro mundo dejaron poco a poco de creer en nosotros, teniendo nuevas historias y distracciones. Por eso te necesitamos, Toñito. Tú supiste ver en una soga a la serpiente que se escondía en ella, eres la persona que necesitamos. Tú tienes lo que poca gente posee : una imaginación sin límites. Crees tanto en cosas imposibles que las haces posibles, y eso, eso es lo único que puede salvarnos. »

Irene CAMPILLO y Marie DESTARAC

      ***

Una tarde de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo que todo el mundo lo miraba comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito, cuando lanzaba la soga. Aquella vez la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre y Toñito no retrocedió.

Yo estaba allí, tumbado debajo de la mesa del jardín, impotente ante tal espectáculo. Pero empujado por una fuerza invisible, el sentimiento de impartir justicia, mi compasión natural hacia los inocentes, mis deseos de paz en el mundo, y en gran parte porque odiaba a esa víbora, reventé.

Todos los presentes vieron cómo una sombra oscura saltaba sobre Toñito, interponiéndose entre los antiguos cómplices. La serpiente fue arrojada por los aires. Como a cámara lenta, aterrizó contra un árbol, separada en dos partes, y se deslizó hasta llegar al césped en un último suspiro de vida, parecida a un juguete abandonado. Del orgullo de la Prímula no quedaba ni rastro.

Yo me había convertido en esa silueta fugaz, que viendo el peligro que representaba la soga mientras los adultos miraban fíjamente al sol como sapos aturdidos por la luna, plantó sus uñas en la garganta del enemigo: el gato. Un felino impetuoso, valiente, que puso su vida en peligro para sus seres queridos. Además de tener el pelaje más suave que la diosa de la seda en persona, claro.

Sí, aquel felino que desde el principio no se acercaba a esa cuerda hechizada era yo. Había dejado de ser gato peludo para ser león heroico.

Pero al sentir los diminutos brazos temblorosos que me llevaban con pena, mi orgullo se evaporó como el ratoncito Pérez por las noches, el león feroz de las estepas volvió a su vida de gatito feliz amo de casa.

Levanté la mirada hacia un flequillo despeinado que me tapaba del enorme sol. Lágrimas desordenadas goteaban de las largas pestañas del niño, y fue cuando pude observar mi reflejo en sus ojos brillantes que supe que había recuperado a mi pequeño amo.

Le ofrecí mi mirada más valiente, con las pupilas dilatadas.

«¡Mamá, mira, ¡el gato con botas!»

Puede que este apodo os parezca lejos de mi idea del felino heroico, pero a mí me bastó.

Desde aquel día, duermo con Toñito en su cama, ambos enterrados bajo las espesas cobijas. A veces, por las noches, sueño con una inquietante lengüita rojiza. Sin embargo, al despertar de mi pesadilla, la respiración inocente de mi amigo me mece dulcemente.

Todos buscamos amigos excepcionales, persiguiendo personas ideales que no existen realmente o que nos decepcionan. De hecho, nos olvidamos demasiado de mirar alrededor de nosotros.

   Paloma DIAZ y Frey GUENOLA

              ***

Aurora, durante ese tiempo, se escondía detrás de un matojo, y observaba a Toñito, como solía hacerlo.

Era una pequeña pelirroja de doce años con los ojos azules tan profundos como el mar.

No hablaba mucho: era tímida.

Sus únicos amigos eran sus hojas y lápices, que le permitían expresar todo lo que callaba, particularmente el amor que tenía por Toñito, y que nunca pudo confesárselo.
Aurora había llegado a la ciudad de Antoñito un año y medio antes. Su familia y ella se instalaron en la casa contigua a la suya.  Su vecino, el chico que tenía un año más que ella, le daba mucha curiosidad por eso ella solía observarlo. Tenía mucha agilidad y se dedicaba a juegos peligrosos. Puesto que le observaba cada día más, Aurora sentía que estaba enamorándose de él. Pero el chico no le prestaba ninguna atención, quizás por ser más joven.

Aquella tarde de diciembre, Toñito apasionado por el paisaje, lanzó la soga con toda su fuerza, sin poder quitar sus ojos del sol.

Aquella vez fue demasiado.

Y Aurora, viendo que el peligro rodeaba a Toñito, salió del matojo y sin reflexionar empujó a Toñito que cayó como un plomo en el suelo.

Primero, no entendió lo que le estaba sucediendo. Pero cuando abrió sus ojos, y vio a Aurora quejumbrosa de dolor, reconoció a la chiquilla hasta ahora sin importancia, que acababa de salvarle la vida.

María MIROBOLANT

***

    “Una tarde de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo que todo el mundo lo miraba comparándolo con una luna, hasta el mismo Toñito, cuando lanzaba la soga. Aquella vez la soga” no volvió atrás con la energía de siempre, cuando estuvo en el aire volvió lentamente, parecía estar cansada. Entonces, Toñito decidió volver a casa con Prímula.

Se acostó con ella, como siempre. A la mañana siguiente se despertó y cuando tocó a la serpiente se dio cuenta de que estaba helada. La llevó y la puso delante de la hoguera para que se calentara.

Pasaron unos días, Prímula se había vuelto casi negra. Cuando el niño la llamaba, la soga se acercaba como un animal viejo y cansado. Toñito seguía bajando las escaleras con ella, lanzándola, trepando a los árboles con su ayuda. Pero ya no lo hacía como antes, tenía que hacerlo con menos energía y más cuidado por miedo a que se rompiese.

Los sapos no querían acercarse más a ella, les daba miedo porque ya no era la buena soga de antes. El día anterior, Prímula ahorcó a un gato con la ayuda de Toñito.

Hacía más de un año que el niño jugaba con la soga y ella parecía ya no querer jugar con él. Cuando Toñito la llamaba, ella no iba, la soga ya no saltaba de sus manos para lanzarse a los aires.

Ahora, ya nadie le pedía la soga, no porque sabían que Toñito les diría que no sino porque era peligrosa. Nadie le decía que no jugase con ella.

En enero hubo el día más frío de este invierno. Toñito se levantó y, como todos los dias desde hacía un poco más de un mes, puso a Prímula delante del fuego para que se calentara. Se fue afuera con la soga y decidió trepar a un árbol con ella. Cuando estaba trepando Prímula se partió en dos. El niño cayó al suelo con una parte de la soga. La cabeza de Toñito se golpeó con una roca.

Los dos estaban allí tumbados con la otra parte de Prímula que seguía balanceándose en el aire. El rostro del niño estaba pálido y parecía dormir. El de la serpiente parecía estar sonriendo y mirando a Toñito desde lo alto del árbol.

Nerea PRUNEAU-MARIN

***

A la soga ya le había salido una lengüita, en el sitio de la cabeza, que era algo aplastada; su cola, deshilachada, parecía de dragón.

La soga ya era la serpiente de Toñito. Fina, retorcida, viscosa, agresiva, con dos ojos amarillos que se movían en sus órbitas. Toñito pasaba sus días junto a ella y él también se transformaba: parecía cada vez más esquelético, cada vez más retorcido, viscoso, agresivo y avanzaba casi reptando por el jardín, amenazador. Poco a poco, su madre se fue dando cuenta de su desapego y, sobre todo, que era la soga la responsable de dicho cambio de carácter.  Casi le daba miedo su propio hijo. Hablaba solo, susurrando, y se reía mirando furtivamente a su derredor. A veces se le oía gritar con rabia en su cuarto, tirando cosas, rompiendo vidrios. Su madre intentaba comunicar con él pero le miraba como si no existiese, con una sonrisa en los labios, y no le contestaba. Un día, decidió quitarle la soga pero cuando quiso cogérsela, Toñito se la arrancó con frialdad:

– ¡No la toques! ¡Es mía!

– ¡Que soy tu madre!

– ¡Tú no eres nada para mí!

Intentó escapar pero su madre le agarró los brazos.

– ¡Déjame!

Le agarró aún más fuerte, sollozando.

– ¡Déjame!, gritó con odio.

Entonces, la soga atacó y se enroscó alrededor de la garganta de la mujer. Toñito observó la escena con terror y viendo a su madre que se asfixiaba, impotente, le rodó una lágrima por la barbilla.

– ¡No! ¡Mamá!

Agarró la cuerda con todas sus fuerzas y se la arrancó del cuerpo inanimado de su madre. Levantó la soga que intentaba escapar, torciéndose violentamente y la tiró al fuego. Se acercó a su madre y la besó en la frente.

Emma-Louise HURTIN, Paul ROUGEAN y Vincent BALOUP

***

Antoñito se despertó sobresaltado, empapado en sudor, su corazón latía muy rápido y su respiración estaba entrecortada. La visión de su serpiente, de su querida serpiente, acercándose a él, chocando su fría lengua contra su pecho y así rompiendo su camisa, lo perseguía, era como una pesadilla que no dejaba de atormentarlo y de la que no podía despertar. Se veía así mismo caer, sin ruido, como un peso muerto contra el suelo. Asesinado. Prímula.

No estaba debajo de las mantas a su lado, como solía hacerlo. El niño giró la cabeza bruscamente como si se tratara de un reflejo, intentaba verla, saber dónde estaba. Sus ojos recorrían la habitación sumergida en una profunda oscuridad y escudriñaban cada rincón. Prímula no estaba ahí.

De repente, su madre, alertada por el grito agudo y lleno de terror que había salido de la garganta de su hijo unos minutos antes, corría hacia la habitación. No sabía lo que pasaba y, llena de pánico, temía lo peor.

Cuando llegó delante de la puerta de su hijo, la abrió de un golpe seco, miró hacia todos los lados y, a pesar de que la luz estaba apagada, logró distinguir a su hijo acurrucado contra el respaldar de la cama como si una fuerza imaginaria lo retuviera en esa posición. Encendió la luz : quería ver la expresión del rostro de su hijo. Vio unos ojos llenos de lágrimas, una cara pálida y unos labios morados como la muerte misma. Distinguió en su expresión una mezcla de terror y confusión.

“¡Toñito! ¿Qué sucede?” exclamó ella con una voz que revelaba su impaciencia.

El niño la miró directamente a los ojos, saltó de la cama y rodeó la cintura de su madre con sus bracitos. Ella podía notar como él temblaba todavía después de esa oscura pesadilla. Intentaba hablar, pero no podía. Parecía que toda su voz se había ido junto con su último grito.

Balbuceó algunas sílabas:

“Mamá… Prímula… Se acercaba.. Pri… Prímula me mató.

-¿Prímula? ¿De quién estás hablando? Cariño, ¿estás bien?” preguntó su madre, con la voz dulce y cariñosa que ponía cada vez que su hijo tenía pesadillas o miedo a algo.

Oyendo estas palabras, Toñito abrió los ojos de par en par. ¿Prímula? ¿Su madre no sabía quién era Prímula, cuando lo había visto jugar tantas veces con ella, dormir con ella? ¿Había olvidado a la compañera de juegos de su hijo? El niño no entendía nada. Separó su cuerpo del de su madre y se dirigió hacia su cama. Palpó las sábanas todavía calientes de su lado de la cama, y el lado frío, helado, de Prímula. No lo creía, no podía entender lo que su madre le decía. Se podían ver todavía las arrugas en la sábana de la forma alargada del cuerpo de su amiga. Acercándose el cojín a la nariz, lo husmeó. Todavía podía olfatear el olor de su serpiente, ese olor raro y molesto, al cual ya se había acostumbrado. Le enseñó a su madre las pruebas de manera desesperada, como temiendo que lo olvidara también.

“¡Mira, mira! ¡Mamá! ¡Mira! gritaba el niño entre lágrimas, con las sábanas en las manos. ¡Dime que es una broma, que te estás burlando de mí, para ya! ¡No me mientas, no niegues la existencia de Prímula!”.

Su madre, confundida, no sabía qué responder.

Antoñito estaba triste, enfadado, perturbado, asustado. No entendía nada de lo que estaba pasando. Buscaba a Prímula con la mirada, aunque no estaba seguro de que quisiera encontrarla; le daba miedo pero al mismo tiempo la echaba de menos. A pesar de todo, estaba aliviado de que no estuviera ahí y de que hubiera sido como si jamás hubiera existido Prímula. Miró la ventana. Estaba abierta. “¿Por qué?”  se preguntó a sí mismo.

-”¿Has sido tú, mamá? y con la barbilla señaló la ventana. ¿La has dejado abierta?

-Sí, pensé que tendrías calor, y la dejé abierta después de que te cayeras muerto en la cama.”

Y entendió.

Se había ido, Prímula se había ido.

Se había ido para protegerlo. Para impedir que la pesadilla se convirtiese en una trágica realidad. Sonrió. Su serpiente, el mismo animal que se había negado a atacar a un gato que vivía en el barrio, lo había abandonado todo para protegerlo.

Se giró hacia su madre, que le sujetaba el hombro con fuerza, y sus miradas se cruzaron.

“Mamá, ya me siento mejor. Ya no tengo miedo. Tuve una pesadilla, me asusté y dije cosas sin sentido… No te preocupes. Es cosa de niños, no de adultos.”

La madre lo miró, y aunque sabía que su hijo ocultaba algo, le cogió de los  hombros y simplemente le dijo:

“Ven, vamos a dormir con papá, que esta habitación está muy fría y sucia, seguro que anoche vertiste tu zumo porque el suelo está baboso.”

Madeleine CAZALBOU, Laura TORRES CÁRDENAS, Helen DAWSON

***

Una tarde de diciembre, Toñito jugaba con Prímula. Su hermanito Pablo, lo miraba a través del agujero de la cerradura con envidia, estaba envidioso desde hacía años porque Toñito tenía la soga y nunca podía jugar con ella. Por eso lo miraba a través del agujero de la cerradura, quería vengarse. Había pensado en matar a Prímula pero no había podido, era una mala idea. Quería jugar con su hermano pero siempre estaba con Prímula y entonces no podía pasar tiempo con Toñito. Desde hacía meses y meses que pensaba en una manera para poder jugar de nuevo con su hermano. En un momento dado, Toñito lanzó la soga y ella volvió con mucha velocidad, Pablito pensó que era el momento ideal para eliminar a la serpiente y llegó corriendo y empujó a Toñito para recuperar la soga y echarla fuera.

A partir de ese momento, la soga disfrutaba de libertad. Se fue entre la vegetación del jardín, ya no estaba. Pablito se sentía contento, podría compartir con su hermano, sería suyo todo el tiempo.

Así fue como Pablito, sin saberlo, le salvó la vida a su hermano.

Marthe RECHSTEINER, Zoé  CAMERON y Margueritte PIGNARD

***

Prímula, inmóvil, imperturbable, observaba con una mirada inanimada a los ojos de Toñito. Ambos tenían la mirada vacía pero me parece que no era por la misma razón. Pensaba matarle de un golpe en el pecho como lo hubiera hecho un hombre con su pistola, pero yo sabía muy bien que Antoñito no podía morir así, muerto por Prímula. Los rayos del sol, poderosos y penetrantes dibujaban una aureola alrededor de Toñito y su sombra iluminaba a Prímula, cruel y poderosa.

La madre del chiquito que había oído el ruido estrepitosa de la caída de su hijo, corrió hacia su dormitorio. Cogió y tiró la soga con todas sus fuerzas, azotando al suelo con rabia y después de un chasquido estridente, cayó el objeto al suelo.

La madre llamó a urgencias.

Pasaron dos semanas y la experiencia que vivió Antoñito no le cambió: le seguían gustando los juegos peligrosos. La soga estaba colgada de un perchero y ahora nadie le prestaba atención alguna. Aquella mañana de Navidad, los rayos del sol habían dado paso a los reflejos de la nieve. Las bombillas del árbol de Navidad parpadeaban de manera rítmica y acompasada. Toñito se levantó y vio bajo el árbol una caja hermosa con su nombre. Lo abrió con los ojos brillantes que le brillaban de alegría –unos ojos de todo chiquito que abre el regalo de Navidad. Era una serpiente de peluche.

Antoñito tomó la costumbre de jugar con su peluche, su serpiente. Pero muy bien sabía que sólo era una tela sin alma, sin función, que no podía trepar a los árboles, acurrucarse en los bancos, ni rehusarse. Un día, el chiquito bajó a toda prisa por la escalera y acarició a Prímula. Ella, se enrolló alrededor de la mano de Toñito. Subió la escalera detrás de Toñito como un perro con su dueño. Toñito peinó a Prímula y le dijo que cada vez que fuera desobediente, le haría un nudo. La soga como era buena se convirtió en serpiente de peluche y Toñito ya no vio que la soga se retorciera.

Camille FONT y Sarah BARBIER

***

El niño no muere

« Aquella vez la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre y Toñito no retrocedió. La cabeza de Prímula le golpeó en el pecho y le clavó la lengua a través de la blusa.

Así murió Toñito. Yo lo vi, tendido, con los ojos abiertos.

La soga con el flequillo despeinado, enroscada junto a él, lo velaba. »

Al atardecer, los padres del niño volvieron a casa, después de un largo día de trabajo. Entraron y llamaron al niño. Pero no respondió. Como sabían que le gustaban los juegos peligrosos, estaban muy preocupados y decidieron ir en busca de su temerario hijo. Pasaban las horas y no encontraban ningún rastro de Toñito. Pero al cabo de un rato, acercándose a un descampado donde las investigaciones les habían llevado, oyeron un débil ruido , parecido a un estertor. Se dirigieron hacia esa respiración casi inaudible y vieron las primeras manchas de sangre… En cada peldaño, las gotitas se transformaban en charcos y Manuel y María, los dos padres, estaban cada vez más nerviosos y aterrorizados por lo que le hubiera podido ocurrir a Toñito. Cuando lo vieron, estaba tumbado en el suelo.

La madre gritó horrorizada: «¡Toñito!».

Entonces, el niño que estaba inconsciente, lívida la cara contra una roca, se levantó y miró a sus padres con ojos azorados. Anduvo tranquilamente hacia ellos y el padre le preguntó:

–¿Pero qué hacías tirado en el césped?

–¡Ma mató la soga! ¡La soga es mala! –dijo el niño en un último soplido, antes de caer al suelo extenuado.

Los padres descubrieron una herida en la cabeza del niño, de donde provenían los chorros de sangre. Pero nada grave; el niño solo estaba bajo los efectos del choque. El padre lo cogió por los hombros y lo llevó a casa para que descansara.

Dos días más tarde, Toñito conseguía andar y por fin pudo contar a sus padres lo que le había sucedido para que acabara en ese estado. Explicó que, cuando lanzó la soga, vio una imagen tan real de una serpiente que no retrocedió. La fuerza del golpe fue tan violenta que sintió que sele faltaban fuerzas en las piernas.

“ Y después no me acuerdo de nada”, suspiró el niño.

Tras dicha aventura, Toñito conservó la misma afición por el peligro y…

Pero esto ya es otra historia.

Nathan LE FLOHIC

***

La noche empezaba a caer y Toñito seguía tumbado en el césped del jardín, con un agujero en el pecho, y la Soga durmiendo encima de él. De repente, se despertó y miró a Toñito. La Soga lloraba, lloraba porque quería a Toñito. Miró el agujero en su pecho y tuvo una idea. Se acercó más a la herida y se volvió a poner bien el flequillo. La sangre seguía saliendo del cuerpo de Toñito y manchaba la hierba. De repente, la Soga saltó dentro del agujero para taparlo. La sangre dejó de salir directamente del cuerpo de Toñito, pero, la Soga, que estaba en él ya no podía respirar, y, naturalmente, su lengua y su color verde desaparecieron y se volvió a convertir en Soga que, sin la imaginación de Toñito, no podía vivir. Poco después de que la sangre dejara de manar. Toñito se despertó y sintió directamente una molestia, como si algo estuviera bloqueado en su pecho. Le costó bastante levantarse porque todavía le dolía el pecho, pero lo consiguió. Se fue directamente a la ducha para lavar la sangre y se fue a la cama.

Desde entonces, Toñito sin saberlo realmente vive con la Soga en el pecho. Pero cada vez que imagina algo o se sirve de su imaginación, le duele muchísimo el pecho porque la Soga se despierta e intenta salir, entonces, ya no imagina nada y casi no vive.

                                                    David SALGADO

***

FIN

 

Sara Allen y Miss Lunatic en Central Park

Travaux d’expression écrite sur le roman Caperucita en Manhattan ( 1991), Madrid, 2002, Editorial Siruela, p. de l’écrivaine espagnole Carmen Martín Gaite.

La consigne est la suivante : Imagina que Miss Lunatic y Sara son amigas: se encuentran en Central Park.

Les rédactions des élèves montrent l’aisance qu’ils acquièrent et dévoilent leur atout : l’imagination.

La parole des jeunes adolescents est révélatrice de leur solidarité et de leur souhait de vivre en paix. Les rapports entre Sarah et Miss Lunatic sont tissés d’amour.

El encuentro de Sara Allen y Miss Lunatic

***

Era el martes. Sara estaba caminando en su sitio preferido en Nueva York, Central Park. Se divertía observando a las ardillas y jugando al baloncesto en las canchas situadas en el extremo del parque. Tras haber corrido, gritado, saltado, se acostó bajo la sombra salvadora de los árboles. Medio dormida, estaba contemplando el cielo cuando oyó  pisadas y divisó una silueta familiar. De pronto la gente se dio la vuelta para vislumbrar una mujer muy vieja, vestida de harapos y cubierta con un sombrero de grandes alas que le tapaba casi enteramente el rostro. Con paso sigiloso, se lanzó en dirección de Sara, en modo alguno sorprendida. Cuando la famosa miss Lunatic se inclinó frente a Sara, se podía ver una cara iluminada por una gran sonrisa destinada a la única persona que le había demostrado un poquito de atención y compasión.

Era una noche fría de diciembre, la maga estaba cantando himnos heroicos, caminaba aprisa con su bastón con puño dorado que representaba un águila bicéfala; y se encontró cara a cara con lo que sería su mejora amiga dos horas después.

La pequeñita Sara, viendo a esta mujer muy especial, le preguntó con una voz tierna: «señora, señora, ¿necesita ayuda?».

Miss Lunatic  dejó de silbar y puso ojos desorbitados: era la primera vez que una persona no la miraba con inquietud y miedo. Viendo que la niña esperaba una respuesta, miss Lunatic, le dijo:

«¿No tienes miedo de mí?».

A partir de aquel momento, empezó una discusión en la que las chicas hablaban de todo los temas imaginables e inimaginables,  el tiempo tanto como  la composición del bastón de  miss Lunatic. Era una pareja increíble: la juventud y la vejez, la inconciencia y la madurez…

La gente se quedaba boquiabierta ante dicha aparición digna de una obra de Tolkien. Tras haber cruzado los escaparates de la Quinta Avenida y después de cuatro horas de descubrimiento de la ciudad que nunca duerme, Sara tuvo que irse pero prometiendo que, a partir de hoy, cada día empezando con una «m», tendrían que verse en el sitio preferido de Sara: Central Park.

Así, cuando la maga estuvo ante su amiga, en Central Park, bajo la sombra de los árboles, Sara no pudo reprimir un grito de alegría: se auguraba un buen día.

Louis ARRAU

    ***

Una tarde, en Central Park, paseaban, como cada día, miles de personas, tanto turistas como ciudadanos, el tiempo era perfecto para salir a dar un paseo. Entre toda esta gente se podía distinguir (aunque difícilmente) a Sara, una chica de unos quince años que vive con su madre y que había decidido andar un poco por la ciudad en aquella tarde tan suave. Primero, anduvo un poco para llegar hasta el metro, después, lo cogió pero no sabía dónde pararse, y se le ocurrió ir a Central Park para disfrutar del único espacio verde de Manhattan, de las actividades que ofrece este parque y de esta tarde. Al cabo de unas horas, Sara, que se había divertido mucho, pensó que ya era hora de irse, así que dio un último paseo, el más largo posible para tardar más. Pero a los cinco minutos sus ojos se fijaron en una escena que parecía ser un robo o una agresión. Un hombre estaba amenazando a una mujer bastante mayor y le estaba robando el bolso. Pero de repente, llegó otra mujer, casi corriendo, lo cual era bastante alucinante porque también parecía ser una mujer un poco vieja. Sara reconoció a esta persona de inmediato, por su ropa, su sombrero, su pelo blanco y largo, su cochecito de niño y su bastón, era la señora con la que se había encontrado un día en el metro, y con la cual había hablado; Sara se acordó de esa conversación, le había preguntado por su cochecito de niño porque le parecía raro que no tuviera un niño pero sí un cochecito, también hablaron sobre su sombrero porque le gustaba mucho,… desde entonces, eran unas amigas especiales, ya que la una era joven y moderna y la otra era vieja y chapada a la antigua.

Miss Lunatic se ocupó primero de la mujer que sufría del hombro, seguramente porque el ladrón le arrancó su bolso con fuerza. Sara, que se había acercado, intentaba ayudar bajo las órdenes de su amiga Miss Lunatic. Primero le dio unas pastillas para aliviar su dolor y después le pidió a Sara que le hablara de otras cosas para que se olvidara de su dolor. Y por último, Miss Lunatic se levantó y fue a ver al ladrón que todavía estaba a unas metros de Sara, buscando algo de valor en el bolso de su víctima. Le habló bastante tiempo, y utilizó unas palabras tan convincentes que logró que el ladrón  se fuera dejándole a la señora sus cosas, con esas palabras había conseguido hacer que el lado bueno, la buena persona que estaba en el hombre superara su lado malo, el que empuja a la gente a hacer cosas malas, a cometer crímenes.

Victor BLANCO

***

 Solían verse casi todos los días. Sara solía pasear por Central Park, andando entre los árboles que escondían los rascacielos y le hacían creer a veces que estaba en un bosque en medio del campo, o sentarse en la hierba, contemplando a la gente que pasaba delante de ella sin verla, demasiado ocupados en sus asuntos. Y en un momento dado, entre esas miles de miradas, sus ojos encontraban en su camino otros ojos, los ojos negros y envejecidos de esa anciana. Sara le hacía una seña con la cabeza, la mujer le sonreía discretamente y se sentaban juntas, siempre en el mismo banco gris y desconchado desde el cual se veía el lago. No hablaban, solo observaban todo lo que ocurría en ese parque.

Hacía más o menos un año que se veían así, en silencio, y sin embargo a Sara le daba la extraña impresión de que conocía a esa anciana mejor que a sus padres. Se comprendían perfectamente sin decir ni una palabra, con ella Sara se sentía mejor que con cualquier otra persona. Puede que porque a las dos les gustaba más observar el mundo que hablar de él. Y cuando llegaba el momento de despedirse, Miss Lunatic, que se levantaba siempre la primera, le cogía la mano a Sara y le daba un trozo de papel, pequeño como una uña, en el que que simplemente había una letra. A veces estaba recortada de una revista o de un periódico cualquiera, otras veces estaba escrita a mano. Sara guardaba cada una de esas letras en una cajita de su habitación. No comprendía muy bien el significado de esos papeles. De hecho, lo entendió mucho más tarde, cuando todo cambió.

                                                                                                    Irène CAMPILLO-PINAZO

***

Sara Allen y su madre salieron del metro en el gran bosque de espinacas llamado Central Park. La señora Allen regañaba a su hija:

«… y sabes, hija mía, yo conozco a esos hombres: son unos charlatanes muy peligrosos, que quieren engañar a jóvenes ingenuos como tú, y…¿Sara? ¿Me estás escuchando, Sara?».

La chica masculló un vago «mmmm… sí», y siguió estando de morros, metida la cabeza en el cuello y con las manos en los bolsillos, mientras su madre continuaba su monólogo. A Sara le aburría lo que decía la señora Allen sobre «los locos del metro» que iban a corromper a su preciosa, amada y crédula hija. Dicha chica, en cuanto a ella, pensaba que esos hombres decían cosas profundas y fascinantes, mucho más interesantes que las que su madre pronunciaba.

Empezaba a anochecer. Sara sabía que para ir a su casa, había que cruzar Central Park, que se hacía cada vez más peligroso con la llegada de la noche. Notó que su madre se apresuraba, temiendo algún ladrón o asesino. Pero Sara no tenía ganas de volver a casa. Le gustaban el frescor del parque, el aire más puro que contrastaba con el de la ciudad, completamente contaminado.

De repente, divisó, detrás de los árboles, en medio del parque, una misteriosa silueta. Se veía que tenía una nariz larga y puntiaguda, un pelo largo y ondulado que le colgaba por la espalda, y un sombrero de alas muy grandes que le hacían parecerse a una seta gigante. Arrastraba un cochecito de niños; Sara reconoció a la legendaria Miss Lunatic. Siempre había querido verla… La vieja se acercaba a ellas, incomodando a la señora Allen. Su hija, fascinada, empezó a imaginar la vida de la mítica Miss Lunatic, como solía hacer cada vez que notaba la presencia de una persona desconocida e interesante.

Imaginaba…imaginaba a una chica muy fea, con una nariz larga y puntiaguda. Esa desgraciada había nacido en una familia muy pobre. Se había quedado huérfana muy temprano y, para poder dar de comer a sus numerosos hermanos y hermanas, se puso a buscar muebles, ropa y trastos diversos en buen estado en las basuras para poder venderlos. Desde aquel momento seguía teniendo esta extraña costumbre y … «¡No, no, no, qué historia más cliché!», pensó Sara.

Intentaba imaginar otra historia, otro pasado para Miss Lunatic, cuando la vieja se le acercó, haciendo estremecerse a la señora Allen. Sara dio un paso atrás, un poco atemorizada. Miss Lunatic se acercaba con su cara de bruja, y quizás sus poderes mágicos de bruja. La chica reflexionaba, pensaba en lo que podía haber hecho para ofender a la terrible vieja, a la que le daba tanto gusto ver unos minutos antes.

Sin embargo, Miss Lunatic empezó a hablar amablemente:

«Hija, mi historia no fue nada como la que acabas de imaginar, dijo, como si hubiera leído en los pensamientos de Sara. Yo era como tú: joven, guapa e ingenua. Mi familia no era ni rica ni pobre, solo eran pequeños comerciantes; sin embargo éramos felices. Un día, un hombre vino a la tienda de mis padres y me dijo que era muy linda, que no tenía que quedarme en este almacén asqueroso, que un gran futuro me esperaba en otra parte. Mis padres intentaron convencerme de que me quedara, pero yo creía que no llevaban razón, que eran viejos y estúpidos, y me fui con el hombre. Pero, él me abandonó. Tuve que trabajar, porque me había dejado sin nada: vendí diversas cosas, trabajé en varios sitios. Viví con unos galanes ricos. Pero la hermosura no es eterna. Un día, me quedé sin nada, y sin nadie. Me abandonaron mis hijos, mis preciosos hijos –acarició el cochecito de niño que debió de utilizar en el pasado– y ahora, tengo que buscar trastos en buen estado para poder comer. Me paso el tiempo yendo de un sitio a otro, unos sitios raros, en los que siento que va a ocurrir algo macabro. A veces, ni siquiera entiendo lo que hago: esta vida que yo misma eché a perder me ha vuelto completamente loca, dijo Miss Lunatic en un segundo de lucidez. Todo es culpa mía, por haber sido tan estúpida, y de este hombre, tan hermoso, que me hizo perder la cabeza con sus halagos, y que arrebató a mis padres su única hija… Así que, pequeña Sara, –dicha chica se asombró de que la vieja conociera su nombre– pequeña Sara, tus padres no siempre andan equivocados. Tu madre tiene razón cuando te aconseja que no escuches al primero que viene. Solo quiere que que seas feliz. No acabes como yo, Sara».

E iba arrastrando el cochecito de niño vacío, Miss Lunatic se alejó rápidamente y desapareció en la noche oscura.

Sara, todavía asustada, corrió hacia su madre y le cogió el brazo.

«Vamos a casa, ¿vale Sara?».

La chica asintió y ambas se dirigieron hacia su casa. Sara se había dado cuenta de muchas cosas gracias al relato de Miss Lunatic. Había entendido que su madre tenía buenas intenciones, que solo quería protegerla. Agradecía mucho a la vieja, por hacerle ésta comprender que sus padres eran mucho más importantes de lo que creía. Y murmuró unas palabras que no hubieran salido de su boca unas horas antes:

«Te quiero mucho, mamá».

Madeleine CAZALBOU

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 Era el atardecer, una silueta de una mujer muy vieja se adelantaba entre las sombras de los sequoias tojos e inmensos de Central Park. Estaba sola, sentada en un banco, uno de esos viejos bancos verdes y negros que encontramos en todas partes de Central Park. La luz empezaba a atenuarse y el cielo arrebolado se teñía con diferentes matices, así que a esta hora de la tarde los árboles tomaban colores anaranjados. La brisa ligera del otoño provocaba una dulce música entre las hojas enrojecidas por el otoño. En lo alto de los árboles, entre los ramales, los pájaros se unían a la brisa con sus gorjeos y sus trinos hechizadores. De vez en cuando, el martillear de un pájaro carpintero venía a romper esta música para devolvernos a la realidad como una campanilla que suena para volver a clase.

Las luces del atardecer se reflejaban y centelleaban en las aguas azul-verde del lago que se extendía ante mis ojos. Yo daba de comer a un majestuoso cisne blanco, que estaba en la orilla. Desde este sitio, podía contemplar toda la belleza de este parque, que siempre me había encantado: el lago, el bosque, los pájaros, el silencio…

–¡Hola, Miss Lunatic! ¿Qué tal hoy?

–¡Hola Sara!, mi cielo.

Lentamente, se acercaba a mí arrastrando su cochecito vetusto. Se sentó a mi lado:

–Sí, estoy bien, este día ha sido maravilloso. Hoy hemos tenido un tiempo fenomenal.

Como todos los días desde hace dos años, venía aquí para charlar con Miss Lunatic. Hacía dos años, yo vivía en un piso muy antiguo. Un día, al salir del edificio, encontré a una ancianita que merodeaba, me pidió una limosna. Me di cuenta de que había olvidado mi monedero en casa y cuando iba a buscarlo, la vieja me lo impidió:

«–¡Apártate! que dentro de pocos minutos este edificio va a derrumbarse.»

Me cogió del brazo, cruzamos la calle y de repente, fue como un terremoto. El edificio empezó a agrietarse y en apenas dos segundos había desaparecido: esta viejecita me había salvado la vida y ahora estaba eternamente en deuda con ella. Desde entonces, me prometí ayudarle y cada día al atardecer iba a su encuentro, en Central Park, para tomar noticias suyas y ayudarla en cuanto pudiera. Rápidamente, nació una amistad entre nosotras.

El martillar del pájaro carpintero me sobresaltó y pregunté:

–¿Has encontrado muchos tesoros hoy?

–Sí, hoy he encontrado en la basura « una perla »: una pequeña caja de música con una bailarina que da vueltas.

–Pues has tenido suerte y yo te he traído una tortilla para que comas.

–Muchas gracias, ¡qué buena eres, mi cielo!

Y allí nos quedamos  tranquilas mirando el lago y los cisnes. Ese encuentro era como si se parase el tiempo en esa ciudad de tumulto e indiferencia.

Philippe CONESA

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Sara salía del metro y se dirigía del lado del parque. Estaba imaginándose la vida de un hombre que andaba delante de ella y se preguntaba si su gato era rubio o pelirrojo, cuando escuchó una voz. Una voz muy linda, suave y cariñosa que la cubrió con una capa de melodías de antaño. La voz tenía un sabor desaparecido que se volvía a los oídos de la niña. Giró la cabeza. Por la izquierda. Por la derecha. La voz había desaparecido. Un segundo después se oyó detrás de ella. Parecía correr alrededor de sus oídos. Bailando en el aire fresco de noviembre. Sara dio la vuelta. No quería perderla otra vez. Se encontró cara a cara con una abuela. Esta le sonrió con sus ojos como lo hacen muy bien las personas mayores y abrió la boca. La voz surgió de esa boquita con una fuerza tan grande que dejó a Sara boquiabierta. Los ojos grises de la que apodaban “miss Lunatic” se iluminaron. Sara no sabía que su amiga cantaba tan bien.

Marie DESTARAC

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 Los faroles asustados de Central Park se encendieron de repente, alumbrando bancos abandonados y árboles desnudos. Pues durante estos crepúsculos de octubre, la mayoría de los turistas y neoyorquinos huían del lugar. Noches sin luna les daban miedo, y preferían de lejos los letreros luminosos del centro o los altos edificios, que les parecían mucho más acogedores dado el viento que corría por las calles. De hecho, nadie se aventuraba por Central Park, o al menos casi nadie.

Estaban los habitantes del lugar, como las ardillas y los animales del zoo. Por otra parte, algunos asiduos no se dejaban intimidar por la fría oscuridad, como la joven Sara, cuyos paseos nocturnos excitaban todavía más, dada la ausencia de perturbadores. Como siempre, con los auriculares a tope y sus estropeadas zapatillas rojas, caminaba tranquilamente. Llevaba una bufanda que la tapaba hasta la nariz y guantes carmesíes. Además, sabía que este ambiente, parecido al de un cuento, atraía a una vieja bruja amiga suya. La buscaba con la mirada, atenta a los extraños ruidos de la noche, cuando por fin, le llegó el sonido de las ruedas anticuadas de un cochecito. Entonces se dio la vuelta, y vio de lejos la silueta tan peculiar de miss Lunatic, con su cabellera más blanca que la nieve. La gitana, que también la había visto, pareció apresurarse todavía más rápidamente que de costumbre, entonando un himno heroico del cual sólo ella tenía el secreto:

–Buenas jovencilla, mira, te diré una cosa que me ha pasado: habrá algo malo cerca del Bronx sabes, entonces le he dicho al poli que habría un accidente, ¿sabes?, pero no me cree…  Ya verá… Encima quería que me quedara con él, como si yo no tuviera nada que hacer, ¿sabes?… El listo no me cree y tendría que quedarme yo con él, ¡por Dios!… Para llamar, dijo, para ayudaros, siguió… Pues no le seguí el rollo sabes, y me vine hasta aquí con el coche del niño…

A Sara le brillaban los ojos, la mujer la miraba completamente perdida, haciendo aspavientos exagerados y hablando muy deprisa. Miss Lunatic tenía mala reputación en el barrio, incluso en la ciudad. Pasaba por una loca que leía el porvenir en las manos de los borrachos y que ofrecía remedios en bolsas de la basura. Pero para Sara, la anciana era una maga que con su bastón, lo sabía todo, porque lo había visto todo.  Hacía ya unas semanas que la conocía, más o menos desde el principio del otoño. Sin embargo, cada encuentro con la anciana era diferente. Como si fuera la primera vez que se hablaran.

«… E intentó robarme el cochecito, sí, te lo juro… Eché a correr por la quinta avenida, ¿sabes?, la del contenedor donde encontré muelles me parece… ¡Ay! Qué maleducada soy, me llamo Soledad, pero llámame Sole… ¿Cómo te llamas? Por cierto, hoy habrá algo malo cerca del Bronx, ¿sabes?…».

Lo cierto, es que Sole, si para unos era loca y para otros libre, permanecía una mujer de avanzada edad que vivía en la calle, sufriendo de alzheimer.

Lo inexplicable, es que aunque Miss Lunatic estuviera enferma, los bomberos tuvieron que apagar un incendio sobre las once de esta misma noche, cerca del Bronx…

Paloma DÍAZ

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Como todos los martes, Sara esperaba a las cuatro de la tarde, a su amiga Miss Lunatic, cerca de la salida de metro de Central Park entre los árboles y los gigantescos anuncios. La anciana mujer llegó diez minutos después, arrastrando su cochecito de niño. Como de costumbre llevaba su gran sombrero y ese día había traído su pelo blanco en una larga trenza que le llegaba a la cintura. No se ha podía confundir con otra.

Como cada vez que se veían las compañeras empezaban para Sara como estar en el metro. Se sentaban en un banco de madera y observaba, a la gente imaginándole una vida. Ese día pasó un deportista sudando, una madre con cinco hijos y una vieja mujer que Miss Lunatic conocía como una amiga de la calle. Hacia las diez de las noche, cuando las luces de los rascacielos empezaron a encenderse, una basura cerca de las mujeres se encendió pero con pequeñas llamas. Sara, sintiendo un extraño olor, corrió a pedir ayuda, gritando en el parque. Se dio la vuelta, para advertir a Miss Lunatic el peligro inminente, pero el banco de madera estaba vacío. Miss Lunatic había desaparecido. Sara se quedó paralizada, estupefacta.

Camille FONT

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En esta tarde soleada, yo, Sara, estoy paseando por los caminos de Central Park. Mis pensamientos siempre vuelven a la pérdida de mi anillo preferido.

Perdí el anillo la última vez que caminaba por Central Park con una amiga. Estar en este parque me hace bien y me siento mejor. Afortunadamente, a las cinco menos cuarto, voy a ver a esta amiga. la gente la llama « Miss Lunatic » pero para mí, es simplemente Luna. Tenemos una cita cerca del lago artificial, entonces me senté en un banco delante del lago y empiezo a leer. Me despierto cuando vibra mi móvil y necesito un tiempo para darme cuenta de que me había dormido. Luna está llamándome y me dice que no me encuentra. Me levanto, la veo de espaldas y le doy alcance.

Empezamos a hablar y caminar y enseguida me siento muy alegre. Hablamos de todo y de nada a pesar de nuestra diferencia de edad. Hablamos de nuestro encuentro en el metro que fue divertido y de nuestro último paseo. Cuando hablamos de eso, recuerdo inmediatamente mi anillo perdido. Luna ve que no estoy bien y me pregunta qué me pasó. Le explico la situación y luna me propone su ayuda, toma mi mano y la mira. Enseguida, el cielo se nubla y me estremezco.

Yo, Miss Lunatic, estoy en Central Park con mi amiga, Sara. Ella me ha confiado su problema, me concentro en su mano y en el anillo y entonces veo una estatua, una fuente y un árbol en mis pensamientos. Le digo a sara lo que he visto y ella está segura de que en Central Park hay un lugar con una estatua, una fuente y un árbol. Empezamos a buscar este lugar y después de treinta minutos lo encontramos. Busco cerca de la fuente y Sara detrás de la estatua. Cuando miro dentro del agua veo el anillo y lo recupero. Es un anillo muy bonito y muy antiguo. Se lo doy a Sara y ella se precipita a los brazos, veo su alegría en los ojos. Sara me agradece mucho y la mimo. El anillo tiene algo mágico y misterioso, además cuando Sara se lo pone en el dedo, la veo como yo. Ella se parece a mí y lo veo claro. Esa chica, a la que encuentro en el metro, es mágica y especial. Andamos un poco más pero está anocheciendo y decidimos separarnos. Cuando ella me deja, estoy segura de que Sara tiene un don como yo y que este anillo la ayuda a encontrar la fuerza para ser maga. Somos amigas; ¡seguramente para toda la vida!

Guénola FREY

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Andando y silbando por Central Park por la mañana, Sara se topó con miss Lunatic, su amiga sin techo. Llevaba como siempre su sombrero de grandes alas y arrastraba su cochecito de niño, donde Sara vio una flauta un poco estropeada… La interpeló:

–¡Hola miss Lunatic! ¿Qué tal? ¿Qué tienes en tu cochecito esta vez?

–¡Hola, Sara! Me da gusto verte; acabo de comer. Hoy, es una flauta que encontré en la basura…Probablemente era una herencia pero ya nadie sabía transformar su ruido en música.

Sara exclamó:

–Y tú, ¿sabes tocar la flauta?

–Un poco, ¿quieres que te lo muestre?

–¡Sí! ¡Claro!

Y miss Lunatic se puso a tocar la flauta… Una suave melodía salió del instrumento, una melodía repetitiva muy bonita pero también extraña… Y como si fuese un sortilegio, Sara se sintió de repente muy bien, como si estuviera sobre una nube…la melodía la mecía como a un bebé… Nunca música alguna le había hecho sentir esa sensación de plenitud, de dulce alegría… Cuando miss Lunatic dejó de tocar la flauta, Sara tuvo la impresión de despertarse después de un sueño genial, y felicitó a su amiga solitaria por haber tocado tan bien la flauta. Miss Lunatic, con una sonrisa un poco extraña, maliciosa, le dijo a Sara que tenía que dejarla para ir a Harlem. Se despidieron, y Sara decidió seguir su paseo por Central Park, y unos metros más lejos, se dio la vuelta; miss Lunatic había desaparecido.

Emma-Louise HURTIN

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Sara salió del supermercado donde había comprado unos helados. ¡Qu2 calor hacía en julio! Al ver a su amiga la maga que cantaba una canción antigua, la cual solía cantar cuando estaba feliz, Sara volvió a estar muy alegre. Corrió hasta Miss Lunatic y le ofreció un helado de chocolate.

Se conocían desde hacía mucho tiempo y solían verse los miércoles después de las clases de Sara. Pero era lunes. ¿Qué pasaba? Quizás Miss Lunatic sólo pasase por ahí al mismo tiempo que Sara. Quizás no tuviese nada que decirle a la chica. Pero nunca existía un « quizás » con Miss Lunatic. Si estaba ahí era porque tenía que decirle algo a Sara. Todas estas preguntas se resumieron en una cuando Sara abrió la boca:

«¿Pero qué haces aquí?» dijo la chica a la que no le gustaba el metro. Miss Lunatic abrió la boca para responderle algo pero ningún ruido salió de su boca. Porque se había caído al suelo. Sara gritó con todas sus fuerzas.

«¡Que llamen al hospital!»

Elsa INGRAND

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Como lo sabéis, Central Park es un parque grande por donde me resulta muy excitante caminar de noche. Me estaba escondiendo entre los árboles para escapar de los ladrones y asesinos. Y como las luces de los anuncios de los rascacielos empezaron de repente a encenderse, salí de mi escondite, de detrás de los árboles  y empecé a correr, manteniendo mi mirada hacia el cielo, admirando el espectáculo. Sin darme cuenta, crucé un camino del parque a toda velocidad, y como mi mirada estaba centrada en lo alto de los rascacielos, no miré si alguien venía y me tropecé con un cochecito que surgió a mi lado. Me caí de bruces. Alguien me ayudó a levantarme y fue cuando me di cuenta de que esta persona, la que arrastraba el cochecito contra el cual me había chocado, era la famosa y misteriosa Miss Lunatic.

–Estás bien? -me preguntó la señora.

–Sí, gracias -le respondí tímidamente, avergonzada de lo que había ocurrido.

–¿Cómo te llamas?

–Sara.

–¡Pero eres muy joven! -dijo la señora observándome. ¿Qué haces aquí tan tarde?

–Me gusta pasear por este parque de noche para ver brillar las luces de los rascacielos. ¿Y usted, cómo es que anda tan rápido a su edad? -Y nos echamos a reír.

Esto fue nuestra primera entrevista. Desde entonces, nos damos cita todas las tardes en el parque. Andamos un poco juntas, pero como va tan rápido, estoy obligada a correr a su lado. Entonces me canso y acabamos sentadas en un banco. Suele enseñarme los objetos que ha encontrado en las basuras y, aveces, me canta una de esas canciones peculiares, himnos antiguos y heroicos.

Miss Lunatic tiene un carácter especial y es una persona fuera de lo común. Y por esta razón nos hemos hecho amigas, nos llevamos bien.

La gente piensa que esta señora es una bruja malvada: es muy vieja, se viste de manera extraña, con harapos y sabe leer el porvenir en la palma de las manos. Pero en realidad, es alguien muy amable y muy cariñosa. No tiene ningún familiar y al cabo de un rato, me parece que se comporta como si ella fuera mi madre y yo su hija.

Nathan LE-FLOHIC

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Sara iba caminando por Central Park disfrutando de la naturaleza, de un olor diferente al de la ciudad. Cuando oscurecía y empezaban a encenderse los letreros luminosos en lo alto de los edificios llegó una mujer muy vieja, vestida de harapos y cubierta con un sombrero de grandes alas que le tapaba casi enteramente la cara. Tenía mucho pelo, abundamente y blanco como la nieve que le colgaba por la espalda. Arrastraba un cochecito de niño vacío, de modelo antiguo. Sara al ver a la mujer tuvo miedo de que fuera una vagabunda y se escondió detrás de un árbol.

Pero la mujer la vio y se acercó hasta que Sara salió y dijo:

–Por favor no me haga daño.

Ella contestó:

–¿Por qué te haría daño, jovencita?¿Comó te llamas?

–Me llamo Sara ¿y usted?

–Por aquí me llaman Miss Lunatic.

Sara y Miss lunatic hablaron tanto que al terminar amanecía.

Daniel LENIQUE

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Sara estaba paseando por Central park con una única compañía, su soledad. Le encantaba este lugar con sus grandes árboles y la calma que la relajaba. Sara se sentó en un banco para pensar; no había visto a la mujer que se encontraba en el banco de al lado: estaba vestida de harapos, llevaba un sombrero que escondía su largo pelo blanco recogido en una trenza muy larga. Esta anciana le intrigaba a Sara, entonces empezó a hablarle y en muy poco tiempo se volvieron amigas.

Ya hacía un mes entero que Sara y Miss Lunatic se veían casi cada día en Central park para hablar juntas, eran ya muy amigas. Un día como solían hacerlo, ambas se encontraron en su lugar pero Sara veía que algo le pasaba a su amiga, se lo preguntó pero Miss Lunatic le dijo que todo estaba bien, entonces Sara le creyó…

Una hora después Miss Lunatic se desmayó, Sara en su tamaño de diez años no sabía qué hacer, no tenía móvil, entonces se puso a gritar con toda su voz para que la gente fuera a ayudarla. Finalmente  un hombre llegó para socorrer a Miss Lunatic pero al verla vieja, mal vestida, etc. no quiso ayudarla, no quería hacer nada por la clase social de la pobre mujer. Sara, aunque era joven entendió que iba a tener que ocuparse de su amiga, sola.

Corrió por la calle para buscar un móvil, una mujer que pasaba se conmovió al ver a Sara que estaba llorando. Esta le contó lo que pasaba; entonces le prestó su móvil.

Sara llamó a una ambulancia y le salvaron la vida a Miss Lunatic.

 María MIROBOLANT

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Miss Lunatic y Sara son amigas. Se encontraron por primera vez en una calle de Nueva York y habían hablado de todo, de sus vidas. Cada vez que se encontraban, hablaban durante horas hasta que Sara debía irse para no tener problemas con su madre con quien a menudo discuten.

Pero un día fue un poco diferente. Miss Lunatic tenía el presentimiento de que Sara estaba en Central Park y que tenía un problema. Cuando vio a Sara, sintió que tenía razón, estaba en un banco llorando con la ropa sucia. Cuando Miss Lunatic se sentó cerca de ella, Sara se lo contó todo, los problemas con su madre, las peleas, su tristeza y el hecho de que no quería volver a casa. Y, Miss Lunatic pasó su día estando con Sara haciéndola reír y reconfortándola.

Cuando llegó la noche, Sara se sentía mejor y volvió a casa.

Marguerite PIGNARD

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Estaba sentada en un banco de Central Park admirando la naturaleza y esperando a su amiga Sara. Esta era una niña agradable, siempre estaba sonriendo o riendo. Esta chica era la única que no la consideraba como una loca: ¿ella, miss Lunatic, la vieja bruja de Nueva York? Algo sorprendida, se había convertido en su amiga y debían encontrarse en este banco de Central Park. ¡Tenía tanta prisa de que Sara viniera! Tenía tanta prisa para contárselo todo: sus días, sus noches, los paseos por las calles de Manhattan buscando algún mueble o solo un poco de acción. Por último, vio que llegaba Sara. Caminaba tranquila, escuchando música. Parecía que se balanceaba al sonido de esta música que solo ella podía oír.

Cuando Sara vio a miss Lunatic, sonrió e hizo una señal con la mano. Esta demostración de afecto puso de buen humor a la anciana.

Pasaron la hora hablando y paseando por Central Park. Sara habló de su experiencia en el metro de Nueva York mientras miss Lunatic leía el porvenir de Sara en la palma de la mano. Fue un momento muy agradable, pero Sara tuvo que irse. Las dos mujeres se prometieron verse de nuevo.

Marthe RECHSTEINER

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Sara estaba paseándose por Central Park, caminando por los caminos estrechos que rodeaban el lago. Estaba anocheciendo, y los últimos rayos del sol reflejaban un color naranja, como si el lago estuviera encendido. Sara estaba observando este espectáculo, perdida en sus pensamientos cuando de repente, una mano se puso en su hombro.

–¡Hola chiquita!

Miss Lunatic, con su cochecito de siempre, estaba sonriéndole a Sara. Le dijo que estaba buscando algún cachivache, y Sara decidió ayudarla un momentito. Andaban desde hace una hora, y Sara empezaba a estar cansada, cuando encontraron un cartón de donde salía un grito quejumbroso. ¡Un maullido! Parecía estar muy enfermo. Gracias a los ungüentos de miss Lunatic.

Finalmente, las dos amigas se separaron y Sara llevó al gatito a su casa.

Louana SOIDET

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Quería dar un paseo por Central Park y así cenar bajo el cielo estrellado  cuando me sentí suficientemente camuflada por los árboles me puse los auriculares y empecé a sacar mi sándwich de la bolsa de plástico en la que lo había guardado, pensaba en lo minúscula que era en comparación a los grandes y majestuosos edificios que me rodeaban mientras le pegaba pequeños mordiscos a mi gran sándwich  antes de que el hambre me devorara.

Noté una mano caliente sobre mi mejilla fría y arrancándome el auricular, de repente me giré y vi un carrito grande de bebé vacío y una mujer vestida con harapos de todos los colores, inmediatamente grité:

–Miss Lunatic ¿Qué haces por aquí? Te busqué durante mucho tiempo te he echado de menos –le susurré mientras la rodeaba con mis brazos.

Con una sonrisa tranquila en los labios me respondió con una voz suave como una canción de cuna.

–Sara odio que me llames así, llámame Alejandrina,no me apodes como los demás, tú no eres como ellos.

Dicho esto se sentó a mi lado y apoyó contra el banco de madera gris su bastón de águila. Me contó que no había encontrado nada en la basura y que no había podido comer, partí mi sándwich y se lo ofrecí, ella se negó con un leve movimiento de cabeza pero yo le dije:

–Tú me diste la mano cuando más lo necesitaba, deja que te la dé yo a ti esta vez.

Cogió el sándwich y se lo comía despacio pero con desesperación:

–Deberías vender ese carro– solté sin pensar –te darían mucho dinero, es antiguo y así podrás darte una buena vida.

Me miró y me dijo con calma:

–En la vida no todo es dinero Sara, he tenido los mejores manjares, los mejores vestidos, de todos los colores y telas y he dormido en camas de plumas, ahora eso ya no lo necesito.

Me miró y al ver mi mirada se levantó y simplemente susurró que era tarde, que se tenía que ir y murmuró entre dientes que había hablado demasiado. Le tendí mi parte de bocadillo y balbuceé:

–Quédatelo, se me ha quitado el hambre.

Lo cogió me dio las gracias y me gritó mientras se iba paseando:

–Mañana coge el coche, el metro se parará más de 30 minutos y tu jefe, si llegas tarde a la oficina, ¡te despedirá!

Quise preguntarle cómo sabía que trabajaba como secretaria pero ya había desaparecido como por arte de magia.

Laura TORRES CÁRDENAS

FIN