Una obra epistolar que compré en una librería de viejo me fascinó. ¿Quiénes se carteaban? Dos intelectuales: uno, francés, y otra, argentina. Tenían una pasión en común, la literatura. Eran Roger Caillois y Victoria Ocampo, dos intelectuales ineludibles de las letras francesas y argentinas.
Estas son las referencias del libro: Roger Caillois / Victoria Ocampo. Correspondances (1939-1978). Lettres rassemblées et présentées par Odile Felgine avec la collaboration de Laura Ayerzade castilho et l’aide de Juan Alvarez-Márquez., Ed. Stock,Paris, 1997, 527 p.
Esta vez, saco una cartita de la editora argentina, Victoria Ocampo, escrita probablemente en 1941 [¿16 de marzo?, según la ed.]. Trata del amor. Les invito a la lectura.
Marlene Moret
« En dehors de l’amour nous ne sommes rien. Maintenant il faut s’entendre sur ce qu’on appelle amour. Sur ce qu’on appelle aimer. Sur la capacité d’amour de chaque être. Sur sa capacité de don de soi-même. Sur sa richesse.
Quand tu dis que l’amour absorbe toutes les énergies lui-même et qu’il n’en laisse pas de libres, tu penses à l’amour pour une personne d’un côté et de l’autre à quelque chose qu’on pourrait appeler ambitions (celles d’un Napoléon, ou d’un Hitler!… par exemple). Mais c’est trop simple. L’amour pour un être humain, si heureux soit-il (je parle de l’amour heureux), est toujours malheureux, de par sa nature, de par les éléments qui entrent dans sa composition. Nous sommes ainsi faits. Le tout est de savoir si on aura la force de faire de la richesse avec cette pauvreté. Le tout est de pouvoir souffrir cette souffrance qui nous remarie à Dieu comme dit Dante et non de celle qui nous remarie avec Satan (l’ange déchu). C’est ainsi qu’on apprend à faire de l’amour quelque chose qui habite au-dessus de notre propre niveau. C’est ainsi qu’on apprend à aimer de cet amour dont parle Schelley, que Schelley a connu sans doute : l’amour qui ne diminue pas, comme l’or, dans le partage, parce qu’il est du royaume des biens spirituels. Le tenir continuellement à ce niveau est impossible, à moins d’être des saints. Mais il suffit de savoir que ce refuge existe et de sentir qu’on y a accès, qu’on peut y bondir, dans les moments où on a la grâce (car il y a des moments où on semble débarquer sans effort dans cette île mystérieuse) ou qu’on peut l’atteindre si on est assez limpide… pour que bien des choses deviennent supportables.
L’amour pour un être peut être extrêmement riche. Si on aime chez cet être, riche lui-même, une série de qualités qui forcément sont doublées d’une série de défauts.”
Dimanche matin [16 mars ?], pp. 90-91
TRADUZCO:
“Fuera del matrimonio no somos nada. Ahora bien hay que ponerse de acuerdo sobre lo que llamamos amor. Sobre lo que uno llama amar. Sobre la capacidad de amor de cada ser. Sobre su capacidad de don de sí mismo. Sobre su riqueza.
Cuando dices que el mismísimo amor absorbe todas las energías y no perdona uno, piensas por un lado en el amor por una persona y por otro en algo que se podría llamar ambiciones (¡aquellas de un Napoleón o un Hitler!… por ejemplo). Pero es demasiado fácil. El amor para un ser humano, por más feliz que sea (estoy hablando del amor feliz), siempre es desdichado, por su naturaleza, por los elementos que lo componen. Así estamos hechos. Lo que importa es saber si tendremos fuerzas para hacer riqueza con esta pobreza. Lo importante es poder sufrir este sufrimiento que nos reconcilie con Dios como dice Dante y no para reconciliarnos con Satán (el ángel caído). Así es como uno aprende a hacer del amor algo que se encuentra por encima de nuestro propio nivel. Así es como uno aprende a amar con ese amor del que habla Schelley, que sin duda ha conocido Schelley: el amor que no disminuye, como el oro, al compartir, porque pertenece al reino de los bienes espirituales. Mantenerlo continuamente en ese nivel es imposible, a menos que seamos santos. Pero basta con saber que ese refugio existe y sentir que se puede acceder, que se puede refugiar allí de un salto, en los momentos en que se tiene la gracia (pues hay momentos en los que nos parece llegar sin esfuerzo a esa isla misteriosa) o que se la puede alcanzar si uno es bastante límpido… para que muchas cosas se hagan soportables.
El amor por un ser puede ser extremadamente rico. Si uno ama en este ser, rico él también, una serie de cualidades que obligatoriamente están duplicadas con una serie de defectos.”
Dimanche matin [16 mars ?], pp. 90-91
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Marlene Moret