La Esfinge

Sola, en el horizonte azul vibrante de incandescencia,

La antigua esfinge se estira, enorme y femenina.

Diez mil años han pasado; fiel a su destino,

Su labio apretado conserva el inmenso enigma.
De todo cuanto vivía en el día de su nacimiento,

Nada queda más que él. En el pasado lejano,

Su edad hace temblar al soñador incierto;

Y la sombra de la historia con su sombra comienza.
Acuclillada en el montón de los siglos pasados,

Inmóvil en el sol, irguiendo los senos agudos,

Sin jamás bajar su rígido párpado,
Sueña, y parece esperar con serenidad

La orden para que se yerga sobre sus patas de piedra,

Para que vuelva lentamente a su eternidad.